Somos muchos a los que nos gusta pintarnos las uñas. Al menos, de vez en cuando. Sin embargo, es verdad que vemos regularmente patologías en la farmacia, y que algunos pacientes vienen preocupados por si es perjudicial a largo plazo.
En caso de la manicura «normal», la tradicional, es habitual que si no se usan productos de calidad, o se pinta continuamente durante varios meses, la uña amarillee y se quede áspera. Sin brillo.
Como sabrás, para hacernos la manicura semipermanente, se necesitan lámparas de secado. Por eso, en caso querer hacérsela, aconsejamos que se vaya a un centro adecuado, y, por qué no, preguntar qué lámparas usan en ese centro: Existen lámparas LED y UVA. Pero, ¿por qué las necesitamos? Estos esmaltes semipermanentes contienen unos ingredientes específicos para que sean tan duraderos. Dentro de ellos están los llamados acrilatos, que son ingredientes cosméticos que tardan bastante en secar, y por eso son necesarias las lámparas: para facilitar el secado.
En este caso, si no fotoproteges tus manos con un fotoprotector de calidad, especialmente la piel de alrededor de la uña, es cómo se pueden producir cánceres de piel en esta zona.
Además, existen algunos casos donde los acrilatos usados a largo plazo producen dermatitis alérgica de contacto. Por eso siempre conviene descansar de las manicuras.
A estos pacientes les recomendamos desde la farmacia diversos productos según su patología: Endurecedores, aceites nutritivos para cutículas o/y productos que reparen las uñas.